La caja de la memoria

En 1981 la psicóloga Ellen Langer preparó un monasterio de New Hampshire para que dentro de él se viviera como en los años 50. Colocó objetos vintage, programas de televisión de los años 50, revistas de aquella época y música de Nat King Cole e hizo que vivieran allí durante una semana un grupo de hombres de 70 años. Durante ese tiempo el grupo habló animadamente de todos los recuerdos de esa época pasada y ya vivida. Al finalizar el estudio se comprobó que la condición física, la audición y la memoria habían mejorado notablemente en todos ellos.

 «Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces»

 

Este experimento demuestra lo bueno que es trabajar la memoria, crear reminiscencias de manera que nuestros mayores conecten a través de sus recuerdos con lo que han sido, pero también con lo que son. Recordar su pasado favorece su integración en el presente.

 

En relación con la memoria, nuestro gerontólogo Santi nos propuso una actividad muy interesante y relajada para realizar por las tardes y que además va muy ligada a nuestra filosofía de atención centrada en la persona (ACP). La idea vino a través de una experiencia personal. La abuela de Santi murió en el año 2000 y 16 años después su tío le hizo llegar un CD que había grabado con la voz de su abuela relatando toda la historia familiar y sus vivencias. Así fue como a Santi se le ocurrió crear “La caja de la memoria”.

 

 

La caja de la memoria es un taller de atención centrada en la persona cuyo objetivo es recopilar información sobre la vida del mayor mediante entrevistas personales. La finalidad es ejercitar su memoria, fomentar una visión global de su vida y utilizar todo ello como herramienta de trabajo.

 

A los residentes que ya han superado el proceso de adaptación, se les propone esta actividad, que sólo se lleva a cabo con aquellos a los que, voluntariamente les apetece realizarla. A los que se animan, se les hace entrega de una caja y de una libreta. La caja es para que la llenen con fotos y objetos personales que puedan tener a mano y disfrutar de ellos siempre que quieran y en la libreta (libro de vida) el monitor irá escribiendo la biografía del mayor de la forma más ordenada posible,  con el material obtenido en las distintas entrevistas que se vayan realizando – de una duración de una media hora cada sesión. Además, y tras el permiso del mayor, se grabará todo el relato en una grabadora para crear un archivo sonoro de su historia.

 

 

Consideramos esta actividad muy beneficiosa para nuestros lecereños, porque, además de trabajar la memoria, también fomenta la relación con los familiares, ya que se necesita su apoyo para hilar todos esos recuerdos y vivencias.

 

Y para ilustrar todo ello, os dejamos un enlace a un anuncio de una empresa de fotografía que hace precisamente referencia a la importancia de los recuerdos. Y tened muy en cuenta que «llegará un día en el que nuestros recuerdos serán nuestra riqueza» (Paul Géraldy)

 

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