Parte del encanto de O Lecer reside en sus 8 plazas residenciales y en que sus instalaciones son similares a las de un hogar. Ambos favorecen la pronta adaptación de las personas, ya que al ser un centro de pequeñas dimensiones y accesible (sin barreras arquitectónicas), los residentes pueden circular libremente por todas las estancias, lo cual hace que se sientan seguros y a gusto en él, como si estuviesen en casa.

 

La estancia que más éxito tiene es la cocina, son muchos los residentes a los que les gusta ayudarnos mientras preparamos la comida o simplemente charlar un rato con nosotros mientras ven como arden los fogones. Otra de las zonas que más les gusta a nuestros residentes es el jardín por el que pasean, toman el fresco y entran en contacto con los colores, olores y texturas de la naturaleza.

 

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