Atención Centrada en la Persona. Parte 1. ¿Qué es y en que se basa?

El fin último de la Atención Centrada en la Persona es conseguir mejoras en todos los ámbitos de la calidad de vida y el bienestar de la persona, partiendo del respeto pleno a su dignidad y derechos, a sus intereses y preferencias y contando con su participación efectiva. Esto supone ser capaces de lograr un cambio en la cultura organizativa y establecer un proceso que se irá adaptando a lo largo del tiempo ya que las realidades irán variando. Como dice Susan Misiorski, miembro de la red norteamericana impulsora del cambio cultural en residencias Pioneer Network “la atención centrada en la persona no es un destino, es un viaje que no tiene fin”. La ACP dentro de una organización implica además un cambio en los roles profesionales y en las actuaciones que deberán ir enfocadas a lograr el continuo empoderamiento del otro. 

La ACP favorece que prevalezca el valor subjetivo de la persona (su perspectiva) y que esta no pierda el control de su vida, considerando a las personas sujetos activos, no solo meros  receptores de cuidados. Para que esto sea factible, el nuevo modelo debe basarse en una serie de principios y a partir de ellos establecer unos criterios de actuación:

Principio de Autonomía: las personas destinatarias de programas tienen derecho a mantener el control sobre su propia vida, y por lo tanto, siempre podrán actuar con libertad.  

Criterio de Diversidad: la planificación debe contemplar un diseño en el que se contemple una oferta variada de respuestas ante las necesidades, capaz de componer un abanico amplio de posibilidades para el ejercicio de su autonomía.

Principio de Participación: las personas mayores o con discapacidad o en situación de dependencia tienen derecho a participar en su comunidad. 

Criterio de Accesibilidad e Interdisciplinariedad: es necesario planificar e intervenir, a fin de que se incluyan elementos facilitadores que mejoren el funcionamiento y reduzcan la dependencia, así como promover actitudes sociales que sean proactivas e integradoras.

Principio de Integralidad: la persona es un ser multidimensional, en el que interactúan aspectos biológicos, psicológicos y sociales. 

Criterios de Globalidad: las intervenciones que se planifiquen han de contener actuaciones dirigidas a satisfacer las necesidades básicas, emocionales y sociales de las personas. 

Principio de Individualidad: todas las personas son iguales en cuanto al ejercicio de sus derechos, pero cada una de ellas es única y diferente de las demás. 

Criterio de Atención Personalizada y Flexibilidad: los programas y servicios que se planifiquen deben diseñarse de manera que tengan la capacidad de adaptarse a las necesidades específicas de cada persona y evitar que sean las personas las que deban adaptarse a los programas.

Principio de Inclusión Social: las personas que requieren apoyos son miembros activos de la comunidad y ciudadanos con idénticos derechos que los demás. 

Incluso en caso de presentar una situación de dependencia importante, estas personas deben tener la posibilidad de permanecer en su entorno y de acceder y disfrutar de los bienes sociales y culturales, al igual que el  resto de la población. 

Criterio de Proximidad y Enfoque Comunitario: las intervenciones  se realizan con verdadero enfoque comunitario, promoviéndose la  participación activa de las personas que requieren apoyos en las actividades existentes en la comunidad. 

Principio de Independencia, Prevención y Rehabilitación: todas las personas deben tener acceso a programas informativos y formativos dirigidos a la promoción de la salud y a la prevención de la dependencia. Las personas que se encuentran en situación de dependencia deben tener acceso a servicios y programas que mejoren su funcionalidad y faciliten su bienestar.

Criterios de Prevención y Rehabilitación: los programas que se planifiquen deben contemplar objetivos y actuaciones de promoción de la salud así como de acciones preventivas. Este criterio reafirma que siempre es posible restaurar o descubrir capacidades,  así como explorar modos de incrementar sensaciones de bienestar y  confort.

Principio de Continuidad de la Atención: las personas con discapacidad y aquellas que se encuentren en situación de fragilidad o dependencia deben tener acceso a los apoyos que precisan de manera  continuada.

Criterios de Coordinación y Convergencia: en las planificaciones que se desarrollen hay que contemplar mecanismos formales y estructurados de coordinación y complementación, para que los recursos  puedan adaptarse a los procesos de discapacidad, fragilidad o  dependencia, siempre cambiantes a lo largo del tiempo.

Dentro de estos principios que contempla la ACP hay dos conceptos fundamentales que son la autonomía y la personalización. 

Hay que tener muy claro que la autonomía no es contraria a la dependencia. Las personas en situación de dependencia pueden y deben ser lo más autónomas posible, es decir, deben tener oportunidades de elección y  poder tomar sus propias decisiones, para lo cual en muchas ocasiones necesitarán ayuda de otras personas.

La ACP busca además la personalización de la atención entendiendo que cada individuo se construye como persona en procesos de apertura y comunicación con los demás. Pretende que cada uno/a tome un papel de agente central y en la medida de lo posible, activo. El objetivo no es solo individualizar la atención, sino empoderar a la persona desde la relación social para que ella misma pueda seguir, en la medida de sus capacidades y deseos, gestionando su vida y tomando sus decisiones.

Cada persona tiene una trayectoria (biografía) y personalidad únicas, así como un determinado estado de salud física y mental, y unos recursos personales, familiares, sociales, económicos y culturales concretos, que condicionarán su respuesta ante la vida. 

Las personas mayores no son todas iguales, tienen distintas necesidades, capacidades y expectativas. 

La ACP parte de la singularidad de la persona y por tanto reconoce el trato personalizado como algo irrenunciable en la atención. Desde esta perspectiva, la persona mayor no solo debe ser tratada desde una individualidad, si no que ha de ser apoyada para que pueda desempeñar un rol activo en la toma de decisiones de su propia vida y atención y cuando esto no sea posible, por falta de competencia personal para la toma de decisiones, se debe incluir su perspectiva a través de la representación de personas que conozcan bien sus preferencias y  deseos. 

Desde O Lecer Senior Care apostamos por este cambio de paradigma desde el inicio de nuestra singladura.

Más que una metodología consideramos que la ACP es una filosofía de vida, tiene que existir un cambio mucho más profundo en la cultura organizacional y apostar por una mejora contínua de los procesos en los que se sitúe a las personas en el centro de la organización, así como también una transformación, crecimiento y empoderamiento personal de los componentes del equipo.

Por ello, a medida que hemos avanzado en conocimiento sobre ACP también hemos incorporado rutinas y procesos de mejora contínua con herramientas sencillas del Kaizen-Lean.

El cambio de paradigma es una realidad y las personas mayores del futuro no muy lejano, si pueden, desearán que ese cambio sea tangible en los lugares donde van a habitar. Las soluciones y alternativas existentes hasta ahora son limitadas a nivel habitacional, por eso nuestro proyecto apuesta por:

• Un cambio de modelo de atención real que apueste por poner a la persona en el centro de sus procesos durante todas las fases y hacia todos los implicados (clientes, familias, trabajadores y entorno interno y externo).

• Poner en valor el conocimiento y la cultura de la organización.

• Mejorar la experiencia del cliente y su grado de satisfacción.

• Mejorar todos los días, todas las personas, todas las cosas.

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