Carnaval, te quiero

 

¡Cómo nos gustan las celebraciones en O lecer! Y por supuesto no podíamos dejar pasar los días de carnaval para hacer una fiesta y disfrutar todos juntos. Hicimos los disfraces entre todos y disfrutamos de unas buenas orejas de carnaval y filloas y reímos, bailamos y charlamos. Y en medio de toda la charla se nos ocurrió preguntarles a nuestros olecereños y olecereñas cómo celebraban ellos el carnaval en su infancia y juventud, ya que sabemos lo mucho que les gusta compartir sus recuerdos con nosotros.

 

A través de sus relatos pudimos comprobar que hay algo que no cambia: la comida. En los días de carnaval siempre se ha intentado disfrutar de una buena comida, a pesar de que hubo tiempos complicados, como nos cuenta María Peleteiro, que nos habla de la posguerra y las cartillas de racionamiento, época en la cual era difícil hasta conseguir un kilo de azúcar. Pero en épocas mejores nuestros olecereños disfrutaban de lacón grelos, orejas (a Josefa le salían muy ricas), filloas (a Rosa le encantan sin rellenar, tan solo enroscadas) o morro de cerdo. Silvia, nuestra olecereña italiana, disfrutaba de otras recetas típicas de carnaval, como por ejemplo el bruchini, una especie de carne picada de ternera con tomate y cebolla que se metía en una masa. Y, una anécdota interesante, aunque nunca viajó al tradicional carnaval de Venecia, si que fué a esta ciudad acompañando a un equipo de fútbol, pero esta historia la dejamos para otro día 😉

 

No todos eran amigos de disfrazarse. La más “traviesa” era Josefa que se disfrazaba de gitana e iba en busca del tranvía en el que trabajaba su marido de conductor para bromear con él. María Peleteiro bajaba por el barrio con cualquier cosa que encontraba por casa aunque una vez se disfrazó de uno de los personajes de “Lo que el viento se llevó” con una peluca rizada negra, la cara pintada y un vestido de volantes y en una ocasión también disfrutó de una bonita comparsa de mujeres en las que iban todas disfrazadas de indias.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Rosa participaba mucho de las bromas y de la fiesta de carnaval y solía ir a bailar al casino o a la plaza del ayuntamiento. Lola lo celebraba en Vigo o en Cuntis, le gustaba ir a ver las comparsas pero no disfrazarse y Mercedes recuerda sobre todo el baile al que iba con sus amigas, todas disfrazadas de damas antiguas, en García Barbón.

 

Marina nunca se disfrazó pero recuerda entre risas como los niños, disfrazados de marinos la perseguían a ella y a sus amigas desde San Paio de Navia hasta Alcabre.

 

Al terminar el carnaval llegaba el miércoles de ceniza, llamado así porque la gente acudía a sus parroquias para que el sacerdote les hiciera en la frente una cruz con ceniza. A partir de aquí comenzaba la época de austeridad y con ella la cuaresma. Además también se celebraba el entierro de la sardina, como ahora, con la gente vestida de luto y llorando de mentira, como dice Josefa. En Ourense, la tierra de María Peleteiro iban hasta el puente romano y tiraban la sardina al Miño.

 

La verdad es que recordando estas historias nos entran ganas de que vuelva el carnaval otra vez 🙂

 

Y aquí algunos momentos estelares de nuestra celebración:

 

 

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