Hoy hablamos con…Ana y Carla, dos de nuestras profesionales de referencia
Hace un mes os contábamos cuales son las funciones de la profesional de referencia. Hoy queremos acercaros algo más a esta figura de la mano de dos de nuestras gerocultoras que desde hace unos meses se han convertido también en profesionales de referencia para varios de nuestros olecereños.
Nos cuentan que la función más importante que tienen que desempeñar como profesionales de referencia es ir elaborando la historia de vida de los residentes y para ello van conociendo más sobre su vida desde cómo era su niñez a los gustos que tienen en la actualidad, pasando por sus inquietudes o sus miedos.
Cada una de las gerocultoras son las profesionales de referencia de tres residentes, mientras que nuestro gerontólogo Santi es el profesional de referencia de Carlos y Alba, nuestra cocinera, lo es de Carmen, a la que le encanta pasar tiempo en la cocina. Ana es la profesional de referencia de María, Rosa y María Peleteiro y Carla de Lolecha y de Satur y María Bugarin, las dos últimas con deterioro cognitivo. En estos casos, resulta más difícil poder comunicarse con ellas ya que les cuesta recordar, confunden recuerdos, etc, así que se requiere de las familias para poder ir construyendo su historia de vida. Con la ayuda de los familiares intentan incluso poner a nuestros olecereños en contacto con algún amigo de fuera al que lleve tiempo sin ver o conocer más sobre sus gustos y su vida. Gracias a la hija de María Bugarín, Carla ha sabido que a esta, cuando era joven, le encantaba montar en moto y montar a caballo. Las familias se muestran totalmente abiertas a colaborar con las profesionales de referencia e incluso disfrutan recordando esos momentos.
Carla nos cuenta que al principio a los olecereños les costó entender qué significaba eso del profesional de referencia, pero poco a poco han ido siendo conscientes de que de lo que se trata es de tener a alguien que pueda centrarse más en sus gustos y en esos pequeños detalles que quizá a veces les cuesta comentar, como el simple hecho de reconocer que no les gusta una comida. De esta manera, nuestros residentes sienten más cercanía, más confianza y afinidad y les resulta más fácil abrirse y expresar sus deseos o simplemente contar cosas de su pasado.
Tanto Ana como Carla sienten una gran reciprocidad en este nuevo nivel de relación que se establece entre ellos, ya que los residentes a los que sirven de referencia también se muestran más cariñosos con ellas y se preocupan de una manera especial. A ellas todo este trabajo les resulta realmente útil, porque les ayuda a entender mejor qué les ocurre a los residentes en determinados momentos y eso hace que trabajen más tranquilas.
Todo lo que van conociendo o notando lo van anotando en su historia de vida para que el resto de compañeras también lo puedan leer y saber, ya que el trabajo en grupo y la colaboración es un factor importante. La historia de vida es un documento muy importante para poder elaborar su plan de atención de vida. En estas reuniones siempre está presente el residente participando en el proceso.
Como Ana y Carla dicen, se trata de hacer que sus últimos años sean felices e intentar que sus gustos se cumplan y sus inquietudes se solucionen.