
Hoy hablamos con….Santi, nuestro gerontólogo
Santi lleva formando parte de la familia de O Lecer más de 10 años, comenzó impartiendo talleres de forma puntual durante algunas horas a la semana y actualmente está presente a jornada completa todos los días. A través de sus actividades y de su empatía fomenta que nuestros mayores escapen de la pasividad y se impliquen en la vida del centro partiendo siempre de sus gustos y de lo que les apetezca hacer cada día. Como bien dice Santi “con unos resulta más fácil que con otros y hay días que les apetece más y días que están más desganados; te tienes que ir adaptando, ya que a veces unos requieren más atención que otros. No es una profesión que tenga unas pautas exacta.
Incentivándolos a participar en las tareas de la vida diaria se consigue que se sientan más útiles y que no permanezcan en un estado de pasividad , “tenemos que comprender que nosotros no somos más que un instrumento para que nuestros mayores se realicen en esta última etapa de su vida”
La presencia de Santi todos los días a jornada completa permite que su relación con nuestros olecereños sea muy cercana y que se conozcan bien. Además, también le permite trabajar codo con codo con dirección y con las gerocultoras estableciéndose así una dinámica de trabajo perfectamente coordinada.
Se ha diseñado una programación de actividades estables a lo largo de la semana pero esta no es rígida sino que se va cambiando según vaya apeteciendo en función de los planes que vayan surgiendo, por ejemplo, si se hace alguna excursión o alguna fiesta o si nos apetece una chocolatada, y en función de los planes de atención de vida de cada uno de ellos.
Por lo general, la mañana se dedica a fomentar las AVD (actividades de la vida diaria) como hacer las camas, pelar fruta, barrer, deshojar laurel, pasear… Para a las doce y media pasar a leer el periódico y comentar lo que está pasando en el mundo. Después nuestros olecereños con la ayuda de Santi realizan una tabla de gimnasia para ejercitar la movilidad articular, la coordinación y la agilidad.
Antes de comer se les pregunta si a alguno le apetece ayudar a poner la mesa o a servir y después de comer y hasta las 4 de la tarde duermen la siesta o dedican ese tiempo a lo que les apetezca.
Las tardes son el momento de las actividades, que van cambiando según el día de la semana y sus ganas. Así, hay días que participan en el taller de la caja de la memoria o realizan juegos en grupo como el parchís o el dominó. También tenemos el taller «Mi tiempo, mi vida«, que se celebra dos veces por semana y el que cada día uno de los olecereños escoge qué quiere hacer: algunos deciden visitar a un familiar, otros piden que se les lea un libro, uno de nuestros olecereños pidió visitar Balaidos, etc.
Otros talleres que lleva a cabo Santi son el de estimulación cognitiva en el que se trabajan todas las capacidades mentales como la memoria, la atención, la lectura, la escritura o la concentración o el taller de manualidades en el cual se trabaja la coordinación de mente y brazos y la creatividad.
Santi también sirve de apoyo a la terapeuta de terapia asistida con animales y recava información sobre los gustos de los olecereños para facilitar el trabajo del musicoterapeuta. “La música les gusta a todos. Intento que todos los días escuchen un disco diferente. La actividad de musicoterapia les encanta. No he encontrado a ningún mayor en los diez años que llevo de gerontólogo al que no le guste la música, es como un golpe de aire fresco, así que intentamos que esté muy presente. Alguno tararea, otros cantan, otros se duermen (risas)
Le pedimos a Santi que nos defina O Lecer en tres conceptos y estos son los que escoge: ilusión, trabajo duro y gratificación.“Desde pequeño he querido trabajar con mayores. Cuando estudiaba en el seminario creé un grupo para ir al asilo a pasar las tardes con ellos. Comencé siendo auxiliar pero no me llegaba y me animé a hacer el graduado superior en gerontología. Hice las prácticas en O Lecer en 2006 y desde que entré me gustó la forma en la que se trabaja, contando con la opinión de los mayores, con sus gustos; preguntándoles, escuchándoles. No es una institución, es una casa y se respira ese aire de casa. En otros sitios no se respira eso, los mayores no tienen opinión. La directora y yo tenemos una filosofía muy parecida. Durante estos años he visto como O Lecer ha ido creciendo y mejorando y he visto como los sueños de la directora se iban haciendo realidad y como estos son muy afines a los míos. Yo siempre he apostado por esta forma de trabajar. Quise luchar por este sueño y formar parte de él y he tenido la gran suerte de que, después de 10 años , soy uno más en esta gran familia y a tiempo completo, lo cual me supone una gran satisfacción porque todo el esfuerzo ha dado sus frutos. Es muy importante sentirse realizado en tu trabajo, ya que afecta al resto de esferas de tu vida. O Lecer para mí es una filosofía de vida.”